Debo confesar, que como en muchas mas cosas, no sabía que en República Dominicana, un destino famoso por sus playas, había un espectáculo diferente y de esos que no se repiten en muchos lugares del mundo.
De enero a abril, todos los años, en la Península de Samana, al norte del país, se congregan miles de ballenas jorobadas que van hasta ese lugar para aparearse y tener sus crías, para luego seguir camino en su migración anual.
Me enteré de casualidad, conversando (un ejercicio que siempre me gusta hacer cuando viajo) con la gente del lugar, en este caso con el chofer de una van que me llevaba de Bayahibe a Punta Cana. El (entre muchas otras cosas) me fue contando y respondiendo sobre su pais, su gente y demás y de pronto me «tiró» un dato que no tenía.
Ni bien llegue al hotel lo primero que hice fue averiguar y confirmar lo que me había dicho mi chofer.
Las excursiones a Samana para ver ballenas son diarias y tienen diferentes horarios, desde Punta Cana llegar al lugar desde donde parten los catamaranes para los avistajes, lleva mas de 1.30 hs en ómnibus, en un recorrido muy entretenido e ilustrativo de lo que es el país por dentro.
Si bien salen casi todos los días hay que averiguar y no dejarlas para el ultimo porque tienen cupos limitados. El costo por persona ronda los 150 dólares y es una excursión por el día, con almuerzo incluido en el precioso Cayo Levantado. Tanto la ida como la vuelta tienen una parada en la ciudad de Miches para llegar finalmente al puerto de Las Cañitas desde donde nos embarcamos.
Los catamaranes están en perfectas condiciones, se observan las reglas de distanciamiento y cuidado, el uso del barbijo y demás (dentro de las posibilidades lógicamente) y se sale a un paseo donde el objetivo es encontrar y ver las ballenas jorobadas, Esta «cacería» no es una cuestión simple ni puede ser programada porque claramente se trata de un espectáculo natural por lo cual por mas que los capitanes de las embarcaciones se van comunicando entre si y con otros navegantes de la zona para saber donde encontrarlas, puede llevar un buen tiempo el hacerlo. Afortunadamente unos 10 o 15 minutos después de nuestra salida pudimos encontrarlas, el mar estaba movido lo cual no ayudaba demasiado al poder contemplarlas con comodidad, y fuimos siguiéndolas en trayectos cortos donde emergían algunas y se sumergían otras. Sin lugar a dudas el espectáculo es fascinante y vale la pena porque uno sabe y siente que esta viviendo algo único e irrepetible.
Por una cuestión de conservacionismo y para no perturbarlas de mas, cada nave tiene un tiempo limitado para «estar» con las ballenas, luego del cual debe retirarse para dar paso a otras naves y recién puede retomar ese puesto luego de transcurrida una hora.
Si vas a Punta Cana o a Samana entre enero y abril no podes dejar de hacer este paseo porque es un plus increíble a tu experiencia de vacaciones.