1640 debe haber sido un buen año. No hay testimonio cierto, no hay recuerdos que lo afirmen pero al borde de la arena, apenas recostada sobre el incansable ir y venir de las olas uno puede encontrarse con Paraty para que las dudas se disipen, para que el recuerdo se vuelva vida y no queden dudas de que no hay casualidad…sino destino.
En ese año, en el siglo XVII se fundó Paraty. La señora María Jácome de Mello donó las tierras y empezó a escribir a tejer la historia que acompañaría siempre a este pueblo. Puso dos condiciones, que se construyera una iglesia, dedicada a Nuestra Señora de los Remedios, que hoy es la mas importante de la Ciudad y también pidió que se preservara de los indígenas Guaianases, pero no esa condición nunca fue tenida en cuenta. Asi es como a un costado del río Perequé-Açu y sobre la bahía de Isla grande comenzó a escribirse con los caprichos del destino la historia de Paraty. Una vez importante puerto de salida para el Oro de Minas Gerais y el Café de Paraibá. En el esplendor de su puerto los barcos viajaban a Europa llevando los productos del Brasil interior y volvían a sus costas trayendo esclavos, especias y todo el “lujo europeo” que demandaban los míticos “Barones del Café”. Pero como todo alguna vez acaba, la constante presión de los piratas y la simple evolución de los tiempos y el comercio, Paraty fue quedando en el olvido, detenida en el tiempo, apartada de un mundo que seguía girando. Así fue como el aislamiento le ganó la pulseada y excepto por mar no había otra forma de llegar allí. Recién para 1950 el primer automóvil aparece por allí, recorriendo un camino de tierra que se hacía imposible transitar con las lluvias. De todas formas el destino de Paraty iba tomando forma porque como consecuencia de ese aislamiento involuntario se conservaron los edificios y las costumbres de la Ciudad como tributo inesperado para quienes hoy tenemos la suerte de recorrer sus calles adoquinadas.
El casco histórico de Paraty es el corazón de una hermosa experiencia. Para adentrarse en sus calles, recorrer sus iglesias, admirar sus casas, sus colores, los negocios, e mar hay que cumplir con la condición de abandonar el auto, es que no se permite la circulación de vehículos a motor en sus calles, bicicletas y carruajes son los que mandan allí.
Desde hace varios años no importa que lugar de Brasil visite reservo un espacio en el viaje para llenarme los ojos de Paraty. Hay un punto de encuentro entre la poesía del mar y la historia arrinconada en esas viejas casonas, hoy casi todas reconvertidas en posadas, comercios, restaurantes y bares pero con la consigna de cuidar eso que la distingue del resto y es precisamente el respeto por su historia, sus edificios y sus costumbres.
Si bien el crecimiento de la Ciudad ha sido relativamente importante en los últimos tiempos actualmente el casco histórico esta “rodeado” por construcciones mas modernas, con comercios, bancos, casas y demás. Mi consejo entonces es llegar con el auto hasta la calle donde comienza el casco histórico, y la prohibición de circulación para los automóviles, Rua Domingo Goncalves de Abreu; una vez ahí comienza la titánica tarea de encontrar un lugar donde estacionar u optar por seguir por esa misma calle hasta la ultima perpendicular y dejar el auto en alguno de los estacionamientos municipales (pagos). Hay buena seguridad por lo cual no es problema dejar el auto fuera de los estacionamientos y en cambio si es sustancialmente mas económico. Una vez ahí la ciudad se divide en cuadriculas simples y fáciles de recorrer. Las calles son empedradas así que los tacos no se llevan bien con los desniveles.
El recorrido podría empezar, caprichosamente, desde el puente sobre el río Pereque- Acu (pequeño, modesto, pero bello) que abre el camino y la vista hacia el Morro do Forte donde esta (obviamente) el Fuerte Defensor Perpetuo y desde donde se traslado la ciudad a su emplazamiento actual en ese año de 1640. Desde el puente se puede caminar paralelo al rió adivinando el mar al fondo y doblando a la derecha, por la Rua da Matriz, hacer apenas unos metros para encontrarse con la Igreja Matriz (levantada para cumplir uno de los pedidos de la famosa señora que donara las tierras) Esta iglesia es la mas grande de Paraty y ha estado en constante proceso de reconstrucción en los últimos tiempos pero hoy ya puede ser visitada y vale la pena. La iglesia enfrenta la plaza que lleva su nombre, a mi gusto el lugar ideal para sentarse un buen rato bajo la sombra de sus enormes árboles a mitigar el calor y ver la gente pasar, recorriendo el adoquinado de un tiempo inmemorial. En los alrededores de la plaza hay muchos bares y restaurantes, de diverso tamaño y decoración, la mayoría ofrece platos tradicionales brasileros con algo de cocina internacional (mayormente pastas) y hay muchas pizzerías (como en todo Paraty). Desde la plaza y hacia el lado del mar, a una cuadra más o menos podemos encontrar una esquina prolijamente conservada que es restaurante y pizzería, con un hermoso y fresco patio central. Divino es el nombre de este espacio culinario, propiedad de unos amables italianos que hacen de la pizza y la pasta la mejor excusa para visitar Paraty. Otro de los lugares que no pueden evitarse, cuando se trata de comer o tomar algo, es Margarida Café. Hermosamente decorada, con la atención puesta en cada detalle, un ambiente único para probar una de sus reconocidas pizzas, alguno de sus platos o simplemente tomar un café asomado a la ventana mientras cae la tarde.
La oferta astronómica de Paraty es amplia y la belleza de sus pequeños restaurantes y bares es la que da la nota distintiva. La variedad es enorme, tanto así que un pequeño restaurante ofrece empanadas salteñas, vino argentino y sutilezas por el estilo (les dejo el desafío de encontrarlo).
Caminar por el casco histórico es la actividad primordial, perderse en las pequeñas calles, asomarse a los negocios que muchas veces se esconden detrás de las puertas de las casas o en los patios. Recorrer sus iglesias, visitar las muchas galerías de arte que hay en el lugar, los ateliers de los artistas que viven alli…en definitiva, disfrutar el descubrir.
La iglesia de Ntra Sra del Rosario es pequeña y acogedora, esta ubicada en la Rua Dr Samuel Costa y tiene la particularidad de oficiar misa varias veces al día y ser frecuentada por la gente del lugar. La Capelinha es una capilla (como su nombre indica) que esta frente al mar sobre la Rua Fresca, un hermoso lugar para tomar fotografías. Por ultimo la Iglesia de Sta Rita esta frente al muelle, en una zona de gran actividad comercial. El secreto de Paraty esta en encontrar sus diferentes rostros a medida que uno se adentra en sus calles, dejando de lado el apuro y la timidez.
En la tarde y al subir la marea lentamente las calles se van anegando con el agua del mar que sube, hasta en algunos casos, quedar completamente cubiertas y solo poder ser transitadas en algún carruaje, con botas o simplemente descalzo; otro escenario mas para fotos inolvidables.
Recorriendo la Rua da Lapa, serpenteando entre sus estrechísimas calles, amparados por los coloridos pórticos y la omnipresente vegetación tenemos que buscar un pequeño y reconocido comercio, el Atelier da Terra. Este negocio que es la “ventana comercial” de una comunidad indígena cercana, ofrece un variedad casi infinita de embarcaciones y artículos relacionados con la pesca y el mar, tallados en madera. Esta comunidad a donde solo se puede llegar por barco estan “embarcados” (paradójicamente) en un proyecto de promoción sustentable de sus artes manuales. http://www.eco-paraty.com/atelierdaterra/esp.htm esta parada es obligada para comprar las mejores y mas coloridas replicas que pueda uno imaginar y si decide no comprar al menos vale la experiencia de conocer, ver y recorrer la increíble oferta disponible.
Por la noche los espectáculos abundan en Paraty, ya sea en la plaza, en la calle misma de la mano de adivinos, tarotistas, estatuas humanas y actores que recorren el casco viejo perfectamente vestidos y maquillados a la usanza del siglo XVIII. Asi es posible ver al esclavo que arrastra sus cadenas, el pirata que atemoriza (de verdad), los juglares, el arlequín, el caballero y otros personajes que cuando los encontramos a la vuelta de una esquina solitaria nos hacen dudar de quien es el que se equivoco de época.
No se puede:
– Dejar de comer algún dulce local de los que ofrecen los vendedores ambulantes en sus simpáticos carros personalizados.
– No sacarse una foto en las calles semi inundadas
– Olvidarse de tomar un helado artesanal.
– Comer una pizza en el Punto Divino
– No visitar y disfrutar del Margarida Café
Un dato:
Hace muy poco tiempo se termino la obra de colocación de el cableado subterráneo de electricidad, uno de los requisitos que se exigen para que Paraty pueda ser declarada Monumento de la Humanidad
Playas y secretos del más allá
Fuera de Paraty podemos encontrar muchas playas e islas donde disfrutar del calido abrazo del atlántico pero me gustaría destacar dos ,por distintas razones. La primera razón tiene que ver con la lejanía el retiro y la preservación. En esta categoría los invito a conocer Paraty-Mirim. Para llegar se sale de Paraty con rumbo a Sao Paulo y unos pocos kilómetros (en el km 154) hay un acceso a la derecha que permite cruzarse de carril y tomar un camino de tierra que por 14 kms nos paseara por selvas, ríos, pequeños puentes y una reserva de indígenas guaraníes. Disfrutado el camino se llega un punto donde el camino muere frente a una Iglesia antiquísima y un parador bastante humilde. Desde ahí se abre a los ojos y el placer una bahía amplia, de aguas calmas y transparentes, en un escenario de máxima tranquilidad. Las playas son lo suficientemente amplias como para disfrutarlas y tomar sol mientras las olas insisten en alcanzarnos. Siempre hay coloridos barcos anclados que dibujan el encanto de este recóndito lugar.
La segunda opción para conocer es Trindade. Un lugar especial y particular ciertamente, muy visitado por los locales. Para llegar a Trindade se toma la misma ruta con sentido a Sao Paulo y a 18 kms de Paraty se abre un acceso señalizado que permite subir una cuesta para comenzar el camino a Trindade. Después de recorrer una sinuosa ruta se llega al pueblo de TRindade, que ciertamente no es uno de los atractivos del lugar. La diferencia se hace siguiendo mas al sur hasta llegar a la Praia de Meio que esta mas alejada del pueblo, allí hay una multitud de lugares donde estacionar (que realmente afean el paisaje y quitan las ganas de quedarse si uno no tiene una referencia previa del lugar). La Praia do Meio es una pequeña playa separada por unas piedras con algunos bares y kioscos bastante organizados. Esta playa es bonita en días en los que no hay demasiada gente y se puede disfrutar de un mar con olas (algo no muy común en la zona). Lo mas interesante de Trindade es la Praia do Cachadaco . Esta es una hermosísima playa con piscinas naturales, de aguas transparentes y mucha vida marina para hacer snorkel. Son enormes bloques de piedra perfecta y caprichosamente colocadas por la naturaleza que la separan del mar y contienen sus olas; pero que al mismo tiempo deja que el agua del mar ingrese y fluya normalmente. Para llegar a la Playa hay dos formas. La mas rápida y simple es tomar una de las muchas lanchas que se encuentran en la Praia do Meio y que hacen el cruce constantemente, en unos 5 minutos, pagando unos 5 reales por persona. La otra ,y quizás la mas interesante, si uno tiene tiempo y ganas; es emprender una caminata de unos 20 minutos pasando una pequeña colina llena de vertientes y vegetación costeando el mar. Ese camino no es recomendable con niños pequeños o en días de lluvia porque se torna muy resbaloso.